“Nos sorprendió darnos cuenta que a los niños no les cuesta aprender herramientas de diálogo para la resolución de conflictos. Incluso están ávidos de ocuparse de otros compañeros. No obstante, descubrimos que la mayor dificultad la tenemos los adultos porque hemos crecido sin haber aprendido esto”. En medio de una sociedad plagada de problemas y distintos conflictos, las palabras de Natalia Quiroga, resuenan fuerte. 

Quiroga es psicóloga social y referente del programa de mediadores que se lleva a cabo durante todo el año. Ayer encabezó el encuentro de "Niños congresales por la Paz" en la Casa Histórica y las conclusiones fueron importantes. 

La capacidad para resolver conflictos y mediar para ayudar con los conflictos de otros no es innata y más en el contexto en el que vivimos. Por eso, brindarles herramientas es importante. “Queremos dejar experiencias de aprendizaje sobre las habilidades para la vida, con el objetivo de que la escuela asuma la responsabilidad junto con la familia de enseñar a hablar sobre las cosas que nos pasan como personas. Porque eso es una habilidad que es social y se aprende”, aclaró Quiroga.

El acto se trataba de emular lo que sucedió en 1816, donde un grupo de congresales dejaron asentado su compromiso con la Independencia Argentina en la Casa Histórica. Allí, niños que oficiaron de mediadores, firmaron un acta en el que se comprometieron a luchar por "la paz".

“Lo que nosotros proponemos mediante la pedagogía del cuidado es la circulación de la palabra. Porque si bien es cierto que no siempre se puede llegar a un acuerdo, sí se pueden establecer mejores relaciones dentro de la escuela mediante el habla”, afirmó Zulma Ozán, la supervisora de escuelas de la zona 3.

MOMENTO CLAVE. La redacción del acta del programa

En esas escuelas y en muchas más, el bullying es de las problemáticas más graves y a eso también apuntan las docentes con este tipo de iniciativas. “Es algo en lo que se trabaja en todas las escuelas con la intervención no tan solo del ámbito pedagógico y didáctico, sino el de la psicología y de psicopedagogía”, puntualizó. A la vez que admitió que aún falta mucho para erradicarlo de las aulas de la provincia.

Los niños, durante el evento en la Casa Histórica, hicieron su parte. El acta que firmaron los alumnos expresó: “Nos los representantes de los Centros de Mediación Escolar de las escuelas de nivel primario ubicados a lo largo y ancho del territorio de la provincia de Tucumán, asumimos la responsabilidad de ser constructores por la paz”.

Niños y resolución de conflictos: lo que aprenden los adultos

Tal como decía Quiroga, los niños mostraron más herramientas para la resolución de conflictos que los adultos, a tal punto que los más grandes terminan aprendiendo de ellos. “Las docentes que intervenimos en este programa aprendemos un montón porque son niños grandes, diría yo”, consideró Teresa Díaz, quien es maestra hace 32 años y no dudó en ser acompañante de sus alumnos mediadores.

“Ellos vienen con pensamientos nuevos para refrescarnos a nosotras y para visibilizar también muchas problemáticas que traen del exterior pero que encuentran alivio al hablarlo con sus maestros o con sus mismos compañeros”, refirió.

En ese sentido, Teresa manifestó que hasta los papás se han mostrado felices por esta nueva herramienta con la que sus hijos cuentan ahora y que muchos expresaron que los hizo reflexionar sobre cómo actuar en sus casas también.

Ian Alexis Cáceres, presente en la Casa Histórica y alumno de quinto grado de la escuela número 85, Brigadier General Juan Facundo Quiroga, reflexionó al respecto: “Haber aprendido a ser mediador es algo muy lindo porque lo podemos llevar a cualquier lado para que ayudar a que se resuelvan los problemas siempre de forma pacífica y sin herir a los demás”.

Niños y resolución de conflictos: la palabra de los más chicos

“Aprendí a convivir mejor con mis compañeros. A que no es necesario gritar y a que puedo ayudar a que otros se lleven bien, su los ayudo a conversar”. Así se expresó Liam Javier Cajal de ocho años. Es mediador de la escuela Dr. Arsenio Granillo de Las Talas, departamento de Leales y uno de quienes participó del primer encuentro de congresales de la provincia.

A su lado, de la misma institución educativa pero en un grado superior ya que tiene 11 años, Joaquín Leonel Aragón, aportó: “Comprendimos la importante que es no sentir hacer mal a un compañero, a no pelear con golpes y  a tener  respeto hacia los maestros y hacia mayor de edad”. Y en este punto ambos coincidieron que todo lo adquirido también lo aplican en su casa y se lo enseñan a sus padres.

“Lo que se quiere evidenciar el día de hoy con la firma del acta es que la escuela puede enseñar para que la familia pueda aprender de estos mensajes que llevan los niños hacia sus hogares luego de vivir las experiencias de mediación”, remarcó Quiroga al respecto.

¿De qué herramientas se han apropiado los estudiantes mediante el programa de mediadores? Según expresaron ellos mismos a LA GACETA, ahora registran el sufrimiento, la preocupación o la tristeza de su compañero y asumieron que pueden si miran al otro.

“Vivimos en una etapa del momento social donde estamos más pendientes del celular que de observar a la cara a otro que quizás nos necesita”- reflexionó Natalia- “los chicos aprenden rápidos, somos los grandes los que tenemos que desaprender estructuras anteriores para sumar nuevas”.

“Nosotros no podemos dar soluciones. Solamente  guiamos a nuestros compañeros”, afirmó Máximo David Olea de 11 años y alumno del Colegio Cristo Rey de la localidad de Medina. “Damos una mano para que se logre tener una mejor comunicación, nos podamos escuchar entre todos y resolver los conflictos”, sumó el niño.